La intensidad del sabor que aporta el ajo a los guisos depende en gran medida de la forma de cortarlo. De manera que si se pica muy fino, el sabor será más fuerte mientras que si se añade entero el sabor será más tenue.
Si el ajo se incorpora majado y frito en la elaboración de los guisos, éstos tendrán un delicado y suave sabor a ajo.
Cuando se sofríen cebolla y ajo es muy importante incorporar el ajo después de la cebolla, pues el ajo se dora mucho antes y si se quema adquiere un sabor amargo.
Los platos de arroz, bacalao, asados… resultan deliciosos si se fríe una cabeza de ajos partida en dos y se añade durante la elaboración de los mismos.
Es un ajo que se obtiene mediante un proceso de fermentación natural. Tiene un sabor dulce y suave que recuerda al del regaliz, su olor es menos fuerte y no se repite.
Respecto a sus características nutricionales, presenta mayor poder antioxidante que el ajo blanco debido a que su contenido en polifenoles es cinco veces más elevado.
Se puede comer crudo o cocinado de la misma manera que el de las demás variedades.
Para eliminar el olor a ajo de cuchillos y manos basta con seguir los siguientes consejos:
Para suavizar el sabor del ajo y su picor se puede eliminar el germen interior (semilla verde) con un cuchillo afilado.
Si no se quiere repetir el ajo pero sí aportar su aroma a nuestros platos, se pueden utilizar ajos enteros durante su preparación y retirarlos antes de ingerir la comida.
Resulta muy útil golpear el ajo con la hoja de un cuchillo grande para retirar las capas que lo envuelven.